sábado, 14 de septiembre de 2013

Antonin Dvořák y los trenes

El gran Antonin Dvorak (1841-1904) músico checo autor entre otras obras de la magnífica “Sinfonía del Nuevo Mundo”, era un auténtico pirado de los ferrocarriles, las estaciones y todo lo relacionado con ello.

En Praga iba cada día a la estación de Francisco-José, compraba un billete de andén y procedía a una minuciosa inspección: hablaba con revisores y maquinistas y se informaba ansiosamente de las salidas y llegadas de trenes. Sabía el horario de memoria y si un tren llevaba retraso interpelaba a cualquier empleado que se le pusiera a tiro e incluso presentaba personalmente excusas a los pasajeros.

Mientras fue profesor en el Conservatorio miraba nervioso su reloj de ferroviario y súbitamente ordenaba a alguno de sus discípulos que fuera a la estación y se informara si el expreso Brno-Praga de las 11:20 horas había llegado a tiempo y de si su maquinista, Jaroslav Votruba, tenía algo interesante que comunicar.

Un día Joseph Suk, alumno músico y prometido de la hija de Dvorak, regresó a Praga en tren y queriendo impresionarle y satisfacer la pasión del maestro le detalló el viaje: -Todo fue espléndidamente. Salimos de Krecovice puntualmente a las 2:34 horas, alcanzamos Benesov a las 3:18 y hemos llegado a Praga a las 5:46. Para más detalles el número del tren era el 10 726. -¡Dios bendito! -exclamó escandalizado Dvorak-, ¡Qué loco estás!. ¿No sabes que el 10 726 es el número de construcción de la locomotora? El tren de Benesov lleva el número 187. Y volviéndose a su hija, refunfuñó: ¿Y esto, querida, es la especie de hombre con quien deseas casarte?.

Cuando le ofrecieron la dirección del nuevo Conservatorio Nacional de Nueva York, Dvorak tenía la incitante perspectiva de ver todas las nuevas y poderosas locomotoras americanas. Fascinado, contemplaba la antigua gran estación central embelesándose ante ella, de hecho todos los días se desplazaba de la calle 17 a la 155 solo para gozar de la fugaz contemplación del mayor espectáculo que Nueva York podía ofrecerle: el paso centelleante del Chicago-Express.

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