Aunque con cierto retraso, no podía dejar de felicitaros el Año en este blog utilizando para ello la tremendamente famosa y tradicional Marcha Radetzky, de Johann Strauss. Es pieza obligada para finalizar el Concierto de Año Nuevo que todos los años ofrece la Orquesta Filarmónica de Viena.
En esta obra es ya tradicional que el público participe siguiendo el pulso con palmas en determinadas partes de la obra, y el mismo director manifiesta su deferencia hacia el público dirigiéndolo en los momentos precisos. En esta ocasión os traigo una interesante interpretación dirigida por el prestigioso Daniel Barenboim. El poder de la batuta. Espero que disfrutéis con ella.
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